Hay palabras que tocan y otras que inspiran. Sin duda estos versos del «antipoeta» chileno Nicanor Parra son simples, pero inquietantes y precisos.
¿Qué razón encuentra Parra aquí para alzar su copa ? Bueno, el tiempo, y lo hace nada menos, que con un último brindis.
¿Y por qué escogió al tiempo?
Quizás, porque invariablemente no nos pertenece y avanza inexorablemente. Parece obvio, pero aquello que quedó en el pasado, permanecerá allí y sólo puede ostentar el quedar en nuestro recuerdo por siempre. Además, porque el presente es fugaz, se construye de instantes y nada de lo que hagamos va a lograr, que lo retengamos. Finalmente, porque el futuro, pese a que lejano e inalcanzable, es el único que realmente nos pertenece, y por lo mismo podemos darle la extensión que queramos, los colores y forma que más nos acomoden, y ver ocurrir en él, lo que sea soñemos…
¡Salud entonces, como dice Parra, «por ese día que no llega nunca, pero que es lo único de lo que realmente disponemos»!
Lo queramos o no sólo tenemos tres alternativas: el ayer, el presente y el mañana. Y ni siquiera tres porque como dice el filósofo el ayer es ayer nos pertenece sólo en el recuerdo: a la rosa que ya se deshojó no se le puede sacar otro pétalo. Las cartas por jugar son solamente dos: el presente y el día de mañana. Y ni siquiera dos porque es un hecho bien establecido que el presente no existe sino en la medida en que se hace pasado y ya pasó… como la juventud. En resumidas cuentas sólo nos va quedando el mañana: yo levanto mi copa por ese día que no llega nunca pero que es lo único de lo que realmente disponemos.
IdV.
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Comentarios
Bueno, pero en donde?