Hace ya algún tiempo el rol del diseño se volvió preponderante en nuestras vidas. Quizás no lo notemos conscientemente, pero hace rato que la simple funcionalidad de un objeto no basta, para que lo seleccionemos y hagamos propio. Es así como características que incluyen el color, forma, textura, tamaño se han vuelto tan relevantes a la hora hacer nuestra selección, que incluso hay quienes estamos dispuestos a desembolsar por ellas «algo más», a la hora de adquirir ese producto tan requerido.

Ahora bien, en lo que a copas se refiere, sin duda el diseño ha tenido un papel en su historia. Sin embargo debemos reconocer, que la fuerte tradición detrás del consumo, ha hecho que los cambios experimentados no hayan sido tan radicales en el tiempo. Es así, como salvo honrosas excepciones, lo que pareciera ser diseño de vanguardia en términos de copas, no es más que una «vuelta de tuerca» creativa y atractiva al utensilio, que nos es inherentemente familiar. Se trata de modelos cuya transparencia y cuidada estética, se aproximan amigablemente a la imagen que está en nuestras mentes. No obstante, sin grandes provocaciones y siendo sí adecuadamente respetuosos de tan longeva cultura.

¿O no les parece así?

¡Salud!

IdV.