Un Maridaje para la Mujer

Texturas, colores y estructura… Movimiento, fluidez y equilibrio… Origen, elaboración, consumo… Inspiración, historia y cultura.

Luego de mirar esta fotografía, probablemente todos estos términos nos conducen a pensar, dependiendo de nuestro quehacer y ser, hacia la moda o porqué no, hacia el vino también. Y es aquí donde se vislumbra el primer atisbo de lo convincente que puede llegar a ser, proponer un maridaje como éste, que sin duda sale de lo convencional, en lo que a ambos mundos o industrias se refieren, pero que en el mundo interior de la mujer, pareciera ser nada alejado de su realidad.

Para quienes conocen a la mujer, viven y conviven con ella, no debiera extrañarles que la belleza y elegancia formen parte de su vida, de su aspiración y sus logros. Que vestir una prenda, que la haga sentir única y majestuosa, la convierte a esta última digna de su afecto y valoración, y no necesariamente un objeto superficial o fetiche, como podría interpretarse desde fuera. Ocurre lo mismo con zapatos, maquillaje y accesorios, sobre todo cuando la armonía de ellos confluye para hacer de su imagen una inolvidable, tanto para ella como para quienes disfrutan al observarla.

En la misma línea, para quienes conocen a la mujer, viven y conviven con ella, no debiera extrañarles que cuando ella se aproxima al vino, lo hace llevada por sus gustos, tanto para «vestirse» con él, como para conectarse a través de él, con sus emociones, historia, recuerdos y su momento presente.  Todo esto en el ritual, donde el ritmo lo impone cada sorbo y ella lo vive junto al mágico vínculo, que se establece instantáneamente entre su mente, su corazón y esa copa que tiene en sus manos.

¡Salud! Y hoy y siempre «El vino está de moda» (#Elvinoestademoda)