Algo más que un Decantador
Hay algo en la belleza que desconcierta pero a la vez provoca. ¿Cómo es posible que sepamos exactamente cuando está presente, pero justo en el momento en que tratamos de comprenderla, ésta se desvanece en nuestro recuerdo? Qué paradójico es que podamos sentirla, apreciarla pero cuando intentamos racionalizarla, ésta se desintegra en tantas partes como palabras hayamos recurrido para describirla.
Algo como lo anterior es lo que nos ocurre, con esta imagen que les compartimos. Alejados de las líneas clásicas y únicamente conservando la honesta transparencia, que le otorga su material de elaboración, estos decantadores son un ejemplo de belleza sin ostentaciones, donde las partes, no son más que el todo. Por el contrario, cualquier calificativo que usemos para describirlos, banalizarán su ser, los volverán simples y porqué no decirlo, aburridos a los ojos de quienes no cuenten con la fotografía, para admirarlos.
Sin intentar caer en el lugar común, nos permitiremos una analogía. ¿Es posible que algo como esto nos ocurra, cuando a nuestro camino sale algo nuevo, diferente y, al intentar explicarlo, darlo a conocer, desafortunadamente lo simplificamos (o complicamos) más allá de lo beneficioso? ¿Puede sucedernos , por ejemplo al hablar o comentar un vino?
Para pensar… ¡Salud!
IdV.