Fotografía de un crepúsculo
Siempre he pensado que cuando una fotografía logra atrapar la esencia de un momento, la misma se hace no solo memorable, si no que adquiere vida propia.
Sin duda alguna, la imagen estuvo unida previamente al ojo detrás de la cámara. A aquel, que seguro aún guarda recuerdos memorables de todo lo que ocurría antes, durante y después de hacer el «click». Es probable que entre los mismos se maticen aromas, texturas, sensaciones, que únicamente podemos imaginar aún cuando nos las intenten explicar…
Pero aún así, hoy esta imagen se desprende de su pasado y enfrenta el presente con un montón de posibilidades, que son nuestras también. En ellas, los colores, sombras y la tenue luz, pareciera que nos hablan de opciones. Nos sugieren quizás reflexión, admiración, paz. Nos indican que en esos fugaces minutos que preceden a la oscuridad, en el viñedo y junto al vino nada es muy diferente de otro paisaje que antes hemos visto. O sí, a lo mejor éste es muy diferente y como tal, su recuerdo debemos atesorarlo ahora, ya.
Les dejo la fotografía. Cuando quieran pueden regresar a ella y verán cómo ésta ya no se ve igual ni inspira lo mismo.
¡Salud!
IdV.