Protagonista en Blanco&Negro

Es increíble como una fotografía puede comunicar tanto y transmitirnos en pocos segundos variadas emociones, que dependiendo por supuesto de nuestro estado anímico, seremos sólo algunas de ellas capaces de sentir e interpretar.

En una fotografía, a diferencia de las representaciones gráficas del arte plástico, está claramente al frente de nuestros ojos, todo aquello que conocemos y quizás hemos vivenciado alguna vez, con sus formas y líneas precisas. Es sin duda la intensión del autor, quien hace que algo tan cotidiano como una sonrisa, una copa o una luz, que se cuela por alguna rendija, lo que hace que se vuelva una imagen especial y única.

Si ahora sumamos, que como protagonista de esas obras gráficas está el vino, todo adquiere una dimensión diferente, mucho más cercana para nosotros. ¿Quién de nosotros no se pregunta al verlo, ¿cómo será su aroma y sabor?, ¿Qué tan bueno puede llegar a ser para provocar tanta alegría y complicidad?, ¿Cómo será la conversación que se sostenía, justo antes de beber el sorbo?…

Un sinúmero de preguntas que nos hacen a nosotros mismos, ya ser parte de ese «instante de vinos», ¿no lo creen ustedes así?

IdV.